martes, 13 de junio de 2023

COMO SI NADA

 Bailamos, nos seducimos, nos calentamos sintiendo en la nuca su mirada e hicimos como si nada. Y como si todo. 

Concluimos, al oído, que había que seguirle el juego.  Y con lo que nos gusta jugar...

El lugar era público, y si bien disimulamos, la calentura brotaba en nosotros como el vapor que hace silbar la olla. 

Cada giro, cada pirueta finalizaba en un beso apasionado, lengua, mordiscones, miradas atorrantas. 


La pollera corta, la blusa desalineada, mi camisa fuera del pantalón y mucho movimiento de cadera explotaban en su mente, y en la nuestra. 

Ella? Sentada, en la barra, ahí cerca pero lo suficientemente lejos para ser solo espectadora. 

La miramos y seguimos la danza. 

La volvemos a mirar y nos manoseamos suave por debajo de la ropa. Lo que podemos, para que no nos echen del bar. Somos sólo un puñado de personas que nos animamos a la exposición. Pero no nos importa. Sabemos de ella y ella de nosotros y el mundo se volvió una burbuja. 

Nos llevamos una copa de champagne cada uno y con una mueca la invitamos a ese rincóncito del fondo, pegado a los baños. 

Allí, nos besamos, apretamos y sujetamos contra la pared y ella no venía. Mi miembro, fluyó como por magia del cierre del pantalón y comenzó a frotarse contra tu vulva con la bombacha corrida. Era una laguna de pasión entre piernas y gemidos de boca tapada con la mano para no avivar giles.

Éramos nosotros dos y, si aparecía, ella. Nada más.

Tanta emoción, roces y erotismo nos tiñó la noche al punto que cuando por fin se animó, calculo que al ver que no volvíamos, nos encontró a mi arrodillado buscando con mi lengua cada resquicio de su empapado manjar.


Yo no la vi, solo atine a bañarme de vos. Pero ella estaba ahí. Y ya no era un simple baile sensual. Y aún así se quedó viendo. Fuiste vos quien percibió la mirada lasciva y adoptó una postura aún más sugerente. Actuaste un poco para ella mientras sometías mi boca a tus más lujuriosos deseos.


Una puerta que se cierra fuerte interrumpe todo. Sus tacos, presurosos, se alejan galopando hasta el salón como si alguien nos hubiese visto. Y a ella mirando. 

Acomodamos nuestras ropas, pasamos por el toilet y volvimos a nuestra mesa como si nada. 

Pero... Todo!

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