De a ratos pienso que solo quería esto. Mi cadera al desnudo apoyándote todo mí ser. Sintiendo tu se×o latir junto al mío. Apretados pero sin quitar esa mini barrera que nos separa ligeramente. P3n3trarte sería jugar la parte final del juego. Y no quiero. Deseo derramar en tu cintura un litro de aceite y masajearte, embadurnarnos, resbalar y gemir. Deseo tiempo juntos para que el juego no aparente finalizar nunca. Una mano recorre tu pierna que se sube de costado a la camilla ofreciéndome el jugo directo de su fuente y a chorros incontenibles. Te abrís para mi como se abre el papel de un regalo. Tomá, me decís sin decir. Y tomo tu cabello y tiro de él.
Me miras con el rabillo del ojo poniendo tu cara más degenerada. Soy tuyo. También estás jugando tu juego. Sintiéndome y frotando tu vulv4 contra mi gl4nde a punto de explotar. Respirando fuerte, apretando la sábana, mordiendo tus labios fluyendo hacia el placer.
Ya no distingo el aceite de tu néctar, ya no se si es tu transpiración o la mía. Otra vez resaltan los vellos erizados de tu espalda. En esta parte del juego ya nadie puede jugar al disimulo. Ardemos y nuestras caderas bailan juntas. Nos besamos tanto que un hilo de baba se nos escapa. Nos reímos. Nos miramos y continuamos. Porque, es un juego, si. Pero ya no sabemos pararlo. Ya no queremos pararlo. Sólo el tiempo nos dirá, y las ganas de correr esa tanga por fin y el agotamiento quizá, cuándo entregarnos al terremoto final de dos cuerpos que se aman. De dos almas que se adoran. Y de dos se×os que estallan por los aires estrujando todo a su paso.
Me miras con el rabillo del ojo poniendo tu cara más degenerada. Soy tuyo. También estás jugando tu juego. Sintiéndome y frotando tu vulv4 contra mi gl4nde a punto de explotar. Respirando fuerte, apretando la sábana, mordiendo tus labios fluyendo hacia el placer.
Ya no distingo el aceite de tu néctar, ya no se si es tu transpiración o la mía. Otra vez resaltan los vellos erizados de tu espalda. En esta parte del juego ya nadie puede jugar al disimulo. Ardemos y nuestras caderas bailan juntas. Nos besamos tanto que un hilo de baba se nos escapa. Nos reímos. Nos miramos y continuamos. Porque, es un juego, si. Pero ya no sabemos pararlo. Ya no queremos pararlo. Sólo el tiempo nos dirá, y las ganas de correr esa tanga por fin y el agotamiento quizá, cuándo entregarnos al terremoto final de dos cuerpos que se aman. De dos almas que se adoran. Y de dos se×os que estallan por los aires estrujando todo a su paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario