jueves, 14 de septiembre de 2023

DE A TRES



Esa noche eramos 3. No hizo falta decir nada, pactar algun tipo de regla o establecer qué se podía hacer y qué no.Nos ganó la calentura, el morbo.
La forma en que nos conocimos en ese tugurio nocturno de mala muerte pero de modicos precios en cuanto a bebidas, ya había quedado atras.
Las ropas volaron, los besos se repatieron como naipes en partes iguales y en un abrir y cerrar de ojos, no importaba de quien era esa mano o esos labios que me recorrían suavemente por la linea de la espalda o ese fuerte tirón de pelo.
Podia sentir igual placer con una boca, que con aquella.
Por qué no dejarne llevar entonces por las emociones y las sensaciones? Por qué resistirme si al verla retorcerce en mi boca me calentaba tanto como lo hizo ese mágico momento en que le dimos juntos placer oral a él. Fue mi cuerpo el que explotó al sentirlo atrás y dentro mío. Pude reconocer mi próstata celebrando el encuentro mientras mi miembro parecía una extensión suya y ella nos sentía a ambos juntos aunque era yo quien, arriba suyo y casi sin moverme, la tenía de frente y la besaba. Eramos uno siendo tres.




Las manos suaves y sus uñas largas se clavaban en mis nalgas, abriéndolas morbosamente para darle paso a su bombeo insesante y sus gemidos en mi nuca. Y fue ella quien podáa sentir en carne propia, cómo mi carne era más dura y grande dentro suyo a causa de esto.
Nos reiamos mientras vibrabamos. Nos besabamos enredando 3 lenguas, mezclando las 3 salivas. Yo sentía su humedad, más que humedad era cascada, que me corría por la entrepierna.
Fue en ese momento que ella se puso a mi lado y mientras el continuó su movimiento, ahora conmigo boca arriba, para ver tal escena en primer plano.
Se dedico a observar. Se dedico a acariciarme y a acariciarlo. Mi p1j4 penetraba mi mano m4sturbandome fuerte en cada embestida suya hasta que no pude contenerme más. Mi vientre se hizo agua, los chorros y los gritos invadieron todo. Una boca con rush despintado hizo el ultimo jugueteo absorviendo del envase el ultimo licor. Algo electrico invade mi cuerpo y nada termina. Acabar no fue la palabra. Me temblaban las piernas. Pero eso recien comenzaba. y, de minima, me quedaba lengua para rato.


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